17 de junio de 2008

Silencio.

Calla, sólo calla un instante. Sólo deja que el espacio sea inundado por el vago sonido de tu palpitar y que las paredes retengan el brote de tu mirada perdida. Deja que el sonido más sincero sea parte de la conversación más profunda que puedes tener con los demás e incluso contigo; un sonido puro y ligero que no requiere de antifaces para emitirse y para ser pues es la unión de todas las voces en la sílaba más precisa. Quien envuelve aquella distancia en un solo eco donde las miradas se cruzan secretamente en una dirección buscando una respuesta aferrados al anhelo y al orgullo. En esos momentos donde la soledad abarca tu alma y desprende las lágrimas que rocían tu rostro para entregarte mínima caricia cuando ya no tienes qué decir y tu ventana acompaña aquella melodía con el brillo de la noche. No temas el sellar tus labios pues es con esto que diriges a través de tu expresión el misterioso camino para llegar a conocerte en vez de encandilar la vista de otros con la luz que desprendes a través de las palabras para iluminar el sendero que lleva a tu persona. No temas el querer expresar tu interior con sólo mirarte a los ojos y la expresión de tu rostro, son quienes dicen más de lo que podrías hacer oralmente. Amigo inseparable, abrazo cálido, consuelo eterno, refugio seguro, caricia dulce... Hermoso Silencio.

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