Hay días en los que te sientes necesitada. Un gran vacío invade tu corazón y brotan unas pequeñas lágrimas recordándote que no tienes a nadie cerca para secarlas.
Siento necesidad de un calido abrazo. Quiero perderme en unos brazos fuertes que me aíslen del exterior, en los que pueda entregarme y olvidar lo que me acecha, lo que me preocupa.
Necesito una voz dulce. Quiero que su melodía resuene en mis oídos y me transmita esperanza, esperanza en un mundo mejor, en un futuro cargado de felicidad.
Siento necesidad de un aroma. Quiero percibir y disfrutar de un olor, esos que son especiales por la persona a la que se asocian; olores que te traen bellos recuerdos y te llenan de paz el alma.
Necesito una sonrisa. Quiero encontrarme en una dulce y sincera sonrisa que me llene el alma, que me permita creer en un mundo mejor.
Siento necesidad de una caricia. Quiero recibir suaves y tiernas caricias que me lleven a la plenitud, caricias recorran mi cuerpo y consigan hacerme sentir esos escalofríos de placer.
Necesito una mano amiga. Quiero que los dedos ágiles jueguen con mi pelo, enredándose en el y escondiéndose en cada rizo. Quiero una mano a la que aferrarme cuando sienta miedo, cuando sienta vértigo, cuando tenga dudas.
Siento necesidad de una mirada. Quiero descubrir el cariño reflejado en una clara y pura mirada, una de esas que nos muestran el fondo de quien nos la regala y reflejan nuestro interior.
Hoy necesito algo que me ayude a no dudar de mí, a salir de mi propia burbuja de cristal…
Hace 3 años
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