26 de agosto de 2008

Niña.

Niña de mirada baja, tus ojos buscan un refugio en el suelo donde te puedas tender sin ser pisoteada ni siquiera sin querer. Tus ojos parecen perdidos, no encuentran ese rincón, ese pequeño rincón donde no uses más de metro cuadrado tan sólo para sentarte y observar serenamente a tu alrededor. Niña de mirada herida que levemente levas tu cabeza para recibir a tus queridos y son plenos esos momentos que se te ve sonreír que la gente no te conoce te asimilan como una milagrosa lluvia en un desierto infernal, como una rosa blanca y pura en pleno invierno, o cierto arco iris en medio del caos. Dichosa es tu alegría para quienes observan diariamente tu rostro cansado y atrofiado, y cierto inmenso regalo para quienes te crean esa felicidad. Está claro que te ves cómoda sobre una nube dorada en aquellos momentos, pero es percatable tu miedo a ser instalada entre la multitud, donde caes de esa ilusa nube y tus amigos se pierden entre la masa. Distintos rostros, distintas tendencias, distintos gustos y el alboroto. Se percibe una confusión y temor donde finalmente todos ven cómo te camuflas tras un muro de flores con espinas los cuales gotean la sangre de las heridas que te produce encerrarte en un mundo aparte por descontrol a tanto movimiento y ruido. Aún así se dejan espacios donde se puede apreciar tu expresión pidiendo auxilio buscando algo que todavía no sabes lo que es. En tus ojos se reflejan un brillo de esperanza y es por eso que sueles esconder tu rostro pues no quieres verte débil a lo que has construido. Niña, pequeña mujer, si tan sólo pudiera ponerte en mi lugar y vieras que tras tu nostálgica máscara se esconde un alma hermoso esperando ser rescatado y apreciaras lo que desconocidos deseamos para ti como el que batas tus alas transformando ese opaco diseño a una estructura colorida y llena de la vida que sueles esconder, libre de las penas y el miedo, entenderías tu razón de vivir, comenzarías a existir, volverías a ser feliz...

No hay comentarios:

Ellos son