5 de mayo de 2009

La vida en segundos.

Que vamos demasiado deprisa por la vida es algo que todos (o casi) sabemos y nos repetimos nostálgicos de vez en cuando, pero que tampoco intentamos hacer nada por remediarlo resulta obvio en la mayoría de los casos.
Subidos en un tren que camina a gran velocidad en el que solemos vernos rodeados de rostros extraños y hostiles, dejamos pasar las estaciones sin darnos cuenta o no nos atrevemos a bajar por miedo o por estar demasiado cómodamente instalados en nuestro asiento, y ni siquiera nos gusta mirar por la ventanilla para comprobar lo rápido que todo va quedando atrás sin que nos dé tiempo a percibirlo adecuadamente, sino sólo como manchas deformes que no acertamos a identificar.
Y así este tren en el que a veces coincidimos con alguien de nuestro agrado a cuyo lado nos sentamos y así parece disminuir su velocidad, avanza desbocado cada vez más rápido hacia el final sin que hayamos disfrutado de su trayecto...

No hay comentarios:

Ellos son